Primero fue un sonido casi imperceptible, demasiado lejano para ser creíble, sin embargo los vellos se me pusieron de punta quizás un presentimiento, una intuición, como el perro que pone tiesas sus orejas antes de que nadie haya escuchado nada.
Continuaba trabajando como si nada sucediese aunque instintivamente puse el reproductor de música, sin embargo el sonido cada vez fue haciéndose más nítido y agudo aunque no estridente, un sonido arcaico, primitivo que reverberaba en cada una de mis células. Me transportaba inexplicablemente a otros tiempos no vividos, antiguas imágenes de calles vacías y soledad, a sentimientos poblados de traiciones, odios, fobias, celos, sangre y muerte.
Un sonido inarmónico al que mis oídos se niegan a acostumbrar, eco del averno y supersticioso.
Dicen que suena como el canto de la sirena y conforme más agudo es mayor es la calamidad que vaticina. Si el afilador se para en tu puerta muerte segura, pero conjurados a mi favor todos los ángeles, arcángeles y todo ente benevolente y celestial…, hoy… hoy pasó de largo por la mía.
Mira Johnny, siempre me ha gustado el sonido del afilador; cada vez lo oigo menos, pero me recuerda a mis vacaciones de niña en el pueblo de veraneo: el afilador, las golondrinas y el sonido del mar. Aquello era de verdad veranear.
ResponderEliminarbesos,
Es lo que tiene el sonido del afilador Pat, que no deja a nadie indiferente, tú que llevas los arquetipos como bandera lo entenderás... sonido arquetípo? besos.
EliminarUy si se para en tu puerta ¿muerte segura? eso suena a superstición. Cada vez se oyen menos afiladores, de hecho dudo que últimamente haya oido alguno,
ResponderEliminarUn abrazo Johnnym desde mi mar,
Es un sonido que conlleva en si la superstición, tan arcaico que pienso que lo llevamos en los genes. Besos Yashira.
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