Conozco una calle en la que en ciertos días del año el sol
se pone por un extremo mientras la luna aparece por el otro. Y yo, en medio, sin querer perderme el orto y
el ocaso, mirando a un lado y a otro,
sin que mis sentidos se puedan colapsar a la vez de los acontecimientos
cósmicos, al final mirada al frente para ver como se impone la negrura de la
noche, a modo de consuelo sé que las estrellas despuntarán desde la oscuridad.
A veces tengo la impresión de que el Diablo juega con los
dados trucados aunque Dios no se preste a ese juego.
Un momento mágico el que describes. Sin dudas, la oportunidad de estar en el sitio propicio en el momento adecuado es siempre importante.
ResponderEliminarUn abrazo.