Desde la noche de los tiempos



En el antiguo Egipto se desarrolló un sistema de medición del tiempo para los periodos nocturnos, en ese momento en el que el reloj de sol perdía su utilidad al ocultarse éste en el horizonte. Consistía, en su forma más básica, en una vasija o recipiente con varias marcas en sus paredes y un orificio en su base, se llenaba de agua y dependiendo del diámetro del orificio el agua salía con mayor o menor fluidez, conforme iba vaciándose a lo largo de la noche iba dejando al descubierto las marcas, estableciendo así los tiempos nocturnos. Había nacido La Clepsidra, palabra que proviene de la griega klepsydra, klepto (robo) hydro (agua), el ladrón de agua.

Las palabras son como gotas de esa clepsidra que miden el tiempo en pasado, presente y futuro, tengo mi recipiente lleno de esas palabras que esperan fluir lentamente como una gota de tiempo en el océano para finalmente convertirme en un ladrón de tiempo, tu tiempo.


lunes, 17 de julio de 2017

A vueltas con A Quinta Da Regaleira


Hace casi un año que estuve en A Quinta da Regaleira y todavía ando sacando conclusiones de lo que pude sentir y ver en aquel jardín iniciático. He tenido la oportunidad de escuchar las impresiones de muchas personas que han pasado por allí, más de las que yo creía, y me he encontrado de todo un poco, ciertamente el lugar no pasa desapercibido, abundan los calificativos como bonito, romántico, místico, incluso alguien me ha dicho que cargado de energías negativas ó de magia negra. Mi impresión de lo que vi es la de un enorme parque temático del esoterismo, una mezcla de alquimia, masonería, gnosticismo, templarios, manifestaciones del saber ancestral y magia, mucha magia, blanca, negra, de todos los colores.
Recuerdo que cuando tomé la foto que abajo os acompaño, no me di cuenta del trasfondo de la misma, mi idea era sacar una buena perspectiva de la cascada para luego, si al caso, pintar algún acrílico.
Hace poco, ya en casa, repasaba las fotos que tomé allí y al observar detenidamente vi el árbol rojo en aquel fondo verde, y como los rayos del sol en su declinación lo iluminaban de una forma muy especial. Al mirar la fecha de la toma caí en la cuenta de que eran los días del equinoccio de otoño, entonces fue cuando me di cuenta de que no era casual, ni el árbol rojo ni la luz que lo iluminaba. Y como no, también me di cuenta de lo ignorante que uno llega a ser.
 
   Texto y Foto By Johnny
 

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