Desde la noche de los tiempos



En el antiguo Egipto se desarrolló un sistema de medición del tiempo para los periodos nocturnos, en ese momento en el que el reloj de sol perdía su utilidad al ocultarse éste en el horizonte. Consistía, en su forma más básica, en una vasija o recipiente con varias marcas en sus paredes y un orificio en su base, se llenaba de agua y dependiendo del diámetro del orificio el agua salía con mayor o menor fluidez, conforme iba vaciándose a lo largo de la noche iba dejando al descubierto las marcas, estableciendo así los tiempos nocturnos. Había nacido La Clepsidra, palabra que proviene de la griega klepsydra, klepto (robo) hydro (agua), el ladrón de agua.

Las palabras son como gotas de esa clepsidra que miden el tiempo en pasado, presente y futuro, tengo mi recipiente lleno de esas palabras que esperan fluir lentamente como una gota de tiempo en el océano para finalmente convertirme en un ladrón de tiempo, tu tiempo.


domingo, 27 de noviembre de 2011

Relato Negro

ACTO I


Era una tarde lluviosa de un domingo triste y estúpido. Él, hombre de mediana edad, permanecía tirado en el sofá sin ningunas ganas de hacer nada, haciendo un zapping rutinario por la televisión sabiendo que la programación del siguiente canal iba a ser peor de lo que se suponía que estaba viendo. Sonó estridente y vibrante una Blackberry sobre la mesita baja de madera y cristal donde tenía apoyados los pies, era el móvil de su pareja, ella se encontraba ausente en esos momentos. Tomó el móvil, miró la pantalla, cuatro llamadas perdidas y cuatro sms de un mismo número. No aparecía en la agenda el nombre del portador o portadora de aquel número. No había dejado mensaje en el buzón de voz. Siempre había respetado la intimidad de su pareja y jamás le había escudriñado el móvil, pero ante tanta insistencia creyó que podría ser algo importante, así que abrió el primer sms, aparecía una serie de números 21511315215113150000, Ummm que raro pensó, abrió el segundo, el tercero…el cuarto…todos con la misma numeración, sin nada más. Entre risas se imaginó un código cifrado con un mensaje entre espías, su mujer era una espía!!! No obstante apuntó los números en un papel, y chupando el lápiz divertido y porque no tenía nada mejor que hacer, empezó a jugar con los números… y si cada número representaba una letra del alfabeto por orden? A ver a ver … apuntaba en el papel el 2 sería la B el 1 la A el cinco la E otra vez el 1 otra A y otra A y una C y otra A y de nuevo E luego se repetía la numeración y al final 0000, la descodificación era desde luego muy confusa, BAEAACAEBAEAACAE0000, no podía leer nada inteligible, siguió probando por grupos, cambiando y poniendo aquí y allá, las combinaciones de letras y números era confusas, cuando ya se encontraba a punto de desistir, se dijo y si en vez de 2 y 1 es 21? probó 21 correspondería a la T del alfabeto, el 5 a la E, el 1 a la A el 13 a la M y el 15 a la O… no podía ser, repitió la operación milimétricamente 10 veces, lo acababa de desencriptar!!! TEAMOTEAMOOOOO.


Se le desdibujó la sonrisa del rostro, no cabía la más ligera duda, los cálculos eran exactos, la casualidad brillaba por su ausencia, miles de fragmentos y retazos de la vida con su mujer como consecuencia del hallazgo conectaron sus neuronas reivindicando “te lo dije, te lo dije”. Cuántas veces ella se había vestido y arreglado para salir a la calle como nunca lo había hecho con él, y las ausencias injustificadas y a destiempo con la premura de que tenía que visitar a un posible comprador de las auto-caravanas que comercializaba su empresa, todo enlazaba, todo tenía razón de ser.
Con manos temblorosas, todavía en estado de shock, tomó la blackberry, miró la pantalla con temor, no quería hacerlo pero necesitaba descartar todo aquello que estaba pasando por su mente, lentamente marcó el número de teléfono de las llamadas intrigantes, pulsó la tecla verde de llamada, sonó una música de espera que todavía sirvió para acrecentar más sus miedos, “Te regalo” la canción de Baute, un pitido, dos pitidos, tres pitidos, una voz poderosamente masculina y viril contestó:
- Si, digame
- Oiga? Quién es?
- Ángela eres tú?
- Ángela?
Preguntaba por Ángela, su mujer… colgó rápido y veloz. Las lágrimas de rabia afloraron en sus ojos, al ser sinestésico, tenía el don de ver de colores los sentimientos, y ahora eran de un color rojo intenso y vivo, de sangre, rabia y celos.
No tenía más nada que pensar, acaso necesitaba más pruebas? Su mente científica, era médico, se alió con la pasional sustituyendo así a todo aquello que tenía visos de raciocinio, ya había tomado una decisión: matarla.


ACTO II


Ángela llegó a casa visiblemente cansada, cada día odiaba más las exposiciones domingueras de vehículos, las auto-caravanas exigían mucho de ella ya que debía conocer la parte mecánica del vehículo al dedillo para poder informar al clásico padre de la familia siempre preocupado por estos menesteres y de los que demostraban ser auténticos entendidos. Luego le tocaba el turno a la matriarca, le debía informar con todo lujo de detalles y siempre con esa intuición de lo que la parte práctica de una mujer suele buscar, sobre el salón, literas, aseos, mini-cocina y de la utilización de cada uno de los mil rincones de que disponía el cajón trasero, los enganches para la mountain-brike , etcétera, sin perder de vista a los pequeños energúmenos que botaban por el interior sin dejar de tocar todo lo que tenían al alcance de sus manos.


Pero ya estaba en casa, con su dulce Ramón que hoy estaba del todo encantador, le había preparado un baño bien calentito y espumoso repleto de sales minerales, y mientras ella se recreaba en la bañera estaba preparándole la cena, incluso había preparado la mesa con vajilla para dos de blanca porcelana con filos en oro, el único detalle que no le gustaba eran las dos velas negras que había sobre las palmatorias, pero quién le decía nada?
La cena fue exquisita aunque Ramón estaba muy poco conversador algo raro en él, pues si de algo se había enamorado era de esa facilidad de palabra que poseía, apoyada con el apasionado razonamiento de sus ideas.


- Ángela, te has dejado hoy el móvil en casa.
- Lo sé, pero tú sabes lo feliz que he sido?
- Y si tuvieras una llamada urgente?
- De quién? Es domingo. Además tu sabes el número del Palacio de Congresos y Exposiciones, cualquier cosa urgente me hubieras llamado allí.
- Y no vas a mirar si tienes llamadas?
- Por favor déjame que disfrute de este momento de paz y tranquilidad con el ser que más amo.
- Tú sabrás cariño.


Se sentaron en el sofá y se taparon con una manta mientras escuchaban música, los dos tenían gustos parecidos, tiernas baladas y música chill out, que delicia… sin embargo al rato de estar sentados comenzó a sonar “Te regalo” de Baute, ella le miró extrañada, y él, muy serio, clavó la mirada en sus ojos.
-Y esa música Ramón?
-Te gusta?
-Si, me encanta, pero desentona con el cd que tenemos puesto.
-Te la he grabado esta tarde.
-Pues mira has hecho bien, esta música me transporta a sudores de pieles abrazadas, ummmm que sensación.


Ramón tomó el mando y le dio al off apagando automáticamente el reproductor.
-Qué haces?
-Nada, nada, voy a ponerte la inyección y nos acostamos vale?


Ángela era diabética, y Ramón siempre le administraba la dosis de insulina cuando estaba en casa, tenía manos de santo, lo vio aparecer, pero por dios que raro estaba, porqué había quitado el cd? Porqué esa seriedad? Pobrecito, lo había tenido todo el domingo solo, eso sería lo que le estaba pasando factura.


-Ramón si no me besas no me pongo la inyección – le dijo ella intentando iniciar el juego amoroso, y el la besó pero de una forma muy fría, sin calor en sus labios secos.


-Qué te pasa amor? Estás muy extraño, he hecho algo que te haya dolido? Es por haber tenido que trabajar este domingo? Anda dime que te pasa…


-Nada cariño, salí al jardín, me mojé y es casi seguro que estoy incubando algo.


Acto seguido le administró la insulina, y ella se dejó caer sobre el sofá, cerró los ojos mientras tarareaba…hoy amanecí con ganas de enviarte … algo que te guste y pueda regalarte…
Él estaba delante de ella impávido, controlando los tiempos, el cloruro potásico que le había inyectado no tardaría mucho en hacer efecto, vio como ella ponía sus manos en la garganta como si algo le molestase, y comenzaba a palidecer mientras iba perdiendo el color sonrosado con el que había salido de la bañera.
- Ramón… Ramón… me palpita muy rápido el corazón… el pecho.. me duele… que me está pasando?... Ramón, ayúdame.


Y el sinestésico Ramón comenzó a verlo todo de un frío color azul, como nunca lo había visto antes, sería el color de la muerte? Mientras balbuceaba a modo de auto-convencimiento…. A mi nadie me engaña, nadie me engaña, nadie… y a ella se le escapaba la vida entre convulsiones con ojos desorbitados, incrédulos.




ACTO III


Sonó la Blackberry , el número que había estado sonando toda la tarde, era la otra cara de la moneda, el otro al que se había propuesto eliminar. Se armó de valor y lo cogió entre sus manos, marcó la tecla y
-Ángela, Ángela? Escuchó la voz de una mujer mayor
-No…no… no está… - un sudor frío comenzó a recorrerle todo el espinazo.
- Ah! Ramón soy Carmen la madre de Ángela.
-Dime Carmen
-Dile que le he dejado varias llamadas y mensajes que no conocerá el número de teléfono este del que le estoy llamando, es del vecino de enfrente que amablemente me lo ha ofrecido, porque… Ramón estás ahí?…
-Si.. si…dime
-Pues verás es que el banco me ha devuelto el recibo del móvil de este mes y me han cortado las llamadas, me han dado un número de cuenta bancaria para hacer el ingreso, y claro tú ya sabes que yo de hacer transferencias por internet no tengo ni idea, así que se lo he mandado a Ángela que es muy apañada para estos menesteres, por si mañana me lo puede dejar solucionado…
- ……..
-Ramón…. Estás ahí? Ramón?...


El sinestésico Ramón ahora lo veía todo negro, muy negro, un color que nunca había puesto a un sentimiento… porque precisamente el negro es la ausencia de color.




EPÍLOGO


No sólo es leche lo que puede haber en la blanca botella.



Texto y Foto by Johnny

sábado, 19 de noviembre de 2011

20 de noviembre

No sé si lo que me sucede le ocurre a mucha gente, y son esas fechas que se repiten en el tiempo para bien o para mal, me sucede con los días 20 y en concreto con los 20 de noviembre, días especiales cargados de simbolismo en mi vida. Un 20 de noviembre nació mi hija, un día soleado y brillante que iluminó todo mi ser de un nuevo sentimiento. Otro 20 de noviembre de unos años más tarde, otro día soleado y brillante murió mi padre, y esta vez se oscureció todo mi ser de un nuevo sentimiento. También en esta fecha murió Franco, simbolismo social de libertad, y este año coincide con elecciones generales en una situación crítica, si ganan los que todo el mundo dice que van a ganar tengo por seguro que entraremos en recesión pero no económica si no de derechos y libertades, bajo una justificación financiera. Días especiales los 20 N en mi vida.
También en estos días Carlos Ruíz Zafón estrena la tercera entrega de la Sombra del Viento, “El Prisionero del Cielo” y pienso que no es casualidad, tenía que ser en estas fechas precisamente. La Sombra del Viento fue el libro que me regaló mi madre para mi cumpleaños días después de la muerte de mi padre, y lloré amargamente, de hecho no he vuelto a leerlo, recreaba una historia de los años 50, pero la descripción de la Barcelona que hacía era la de mis recuerdos de infancia, de los años 60, Zafón y yo somos prácticamente de la misma quinta. Rescató de mis recuerdos los paseos con mi padre por el puerto de Barcelona, con un bocadillo de atún comprado en cualquier tasquita de la Barceloneta y que a mi me sabía a gloria, todo olía a mar, en aquellos días en que mi padre era protección, ejemplo y orgullo.
En fin, siempre hay algo que pasa los 20 N, puede ser que mi predisposición a la concepción de un realismo mágico del universo sea la puerta que abre mi interior en estos días para simplemente recordarme de que sigo vivo, emoción y dolor, dolor y emoción.
Ahora, con la aquiescencia del Destino, he elegido voluntariamente los días 19, pero esta...esta..esta es otra historia.





Texto y Foto by Johnny

sábado, 12 de noviembre de 2011

Atardecer

Hay un pasaje en el libro autobiográfico “Recuerdos, sueños, pensamientos” de C.G. Jung, que me encandiló cuando lo leí, es en el que narra cómo en sus viajes por tierras africanas se acostumbró por las mañanas a recibir al nuevo día sentado en una silla en lo alto de una loma. Recibir esos rayos de sol que sacaban al mundo de las tinieblas de la noche, allí en los valles de Kenya, cuna de la humanidad tal y como la entendemos hoy en día. Es allí dónde concibió el origen de la religión: el culto al sol, comprendiendo que en el alma habita desde un principio un anhelo de luz y un impulso irresistible de salir de sus tinieblas iniciales. Nos habla de como estaba acompañado por un grupo de monos babuínos que también se sentaban a contemplar el amanecer, algo que seguramente hicieron nuestros antepasados primates y que quedó grabado a fuego en nuestras almas a través de la genética. La diferencia entre los animales y los hombres es que nosotros somos “conscientes” de la creación y del todo necesarios para comprenderla y perfeccionarla “ Quod natura relinquit imperfectum, ars perficit” cita alquímica que dice “lo que la Naturaleza deja imperfecto, lo perfecciona el arte”.
A la vez, Jung nos apunta la tristeza incomprensible que se lee en los ojos de muchos animales al atardecer, cuando lentamente se apagan esos rayos de luz y nos sumergimos en los reinos oscuros de la noche.
Me acordé de este texto mientras fotografiaba un anochecer (una de las fotos es la que podéis ver más abajo) y sentí cierto estremecimiento al entender que genéticamente sigo siendo un babuíno que se entristece a la caída del sol.
Al fin y al cabo sólo somos reconocibles cuando nos baña la luz de Ra.


Texto y Foto by Johnny

martes, 1 de noviembre de 2011

El Callejón del Agua

     - Porqué le llaman a esta calle el Callejón del Agua?
-  Pues verás te podría decir que es porque antiguamente pasaba por aquí un
acueducto que llevaba el agua a la ciudad, pero… pero pienso que no, ¿cómo no
dedicarle una calle al agua?, a cada gota de vida de su interior, a cada gota de
recuerdos, a cada gota que va a parar al mar… y hacerlo más sabio aún …

Si fuera verdad que el agua tiene memoria, de los sitios por los que transcurrió, de los
 cuerpos que transitó, de las pieles que besó.
Conteniendo en cada molécula un pensamiento, una idea, una canción, un sentimiento.
Fluyendo por todas las edades geológicas y del hombre, cuánta sabiduría en cada gota de
agua. Cuánta alegría y tristeza en cada átomo.
La memoria del agua


Texto y Foto by Johnny