Desde la noche de los tiempos



En el antiguo Egipto se desarrolló un sistema de medición del tiempo para los periodos nocturnos, en ese momento en el que el reloj de sol perdía su utilidad al ocultarse éste en el horizonte. Consistía, en su forma más básica, en una vasija o recipiente con varias marcas en sus paredes y un orificio en su base, se llenaba de agua y dependiendo del diámetro del orificio el agua salía con mayor o menor fluidez, conforme iba vaciándose a lo largo de la noche iba dejando al descubierto las marcas, estableciendo así los tiempos nocturnos. Había nacido La Clepsidra, palabra que proviene de la griega klepsydra, klepto (robo) hydro (agua), el ladrón de agua.

Las palabras son como gotas de esa clepsidra que miden el tiempo en pasado, presente y futuro, tengo mi recipiente lleno de esas palabras que esperan fluir lentamente como una gota de tiempo en el océano para finalmente convertirme en un ladrón de tiempo, tu tiempo.


martes, 24 de mayo de 2011

Ella

Eran sobre las 5 de la tarde, hacía calor y la oficina estaba invadida por esos silencios rotos de vez en cuando por el claclacla machacón de los teclados, cada uno concentrado en sus tareas y menesteres y con el sopor postprandial pululando como mosca detrás de la oreja.
Fue en ese estado entre el limbo y el quehacer forzado cuando se escuchó una voz preguntando en la entrada por mí, automáticamente se produjo la llamada telefónica interna:

- Johnny preguntan por ti para un tema de una nómina de la empresa tal y tal.

- Dile que paaaseeee – dije yo con desgana… muuuchaaa desgana…

Y entonces por la puerta apareció ella, radiante, coqueta, curiosa, con unos tremendos ojos negros vivos como el relámpago, moviendo de un lado a otro su abanico rojo con incrustaciones perladas de cristal brillante, llevaba una camiseta amarilla sin ningún tipo de estampado en la que destacaba un collar de cuentas de colores, una falda con volantes que le llegaba casi a sus pies calzados con unas sandalias con tiras de cuero. Iba agarrada de la mano de su madre, le calculé una edad entre 7 u 8 años. Las invité a que se sentaran y la madre comenzó a comentarme el motivo de su visita, mientras ella se dedicaba a espantarme los papeles de la mesa con el batir de su abanico, dedicándole tanto la madre como yo unas miradas que significaban….”niña estate quieta ya jolines…”, pero la cosa no quedó ahí, estando yo en plena disertación profesional vi interrumpido mi anodino discurso por una vocecilla que fuerte y claro dijo:

- Que aburrido es esto !!!!

- Te parece aburrido? – Le pregunté yo un poco dolido en mi amor propio debido a que no hace tanto que hemos renovado los despachos, estando más coloridos, sobre todo en los cuadros que cuelgan de la pared.

- No hay música ni juguetes.

- Si quieres la próxima vez que vengas te pongo un castillo de aire en el archivo, para que pegues botes…
Se le iluminó la cara y se le escapó una sonrisa en la que encontré el motivo de su seriedad inicial, estaba melleta…
- Siiiiii – dijo mientras meneaba nerviosamente el abanico a diestra y siniestra yendo yo raudo y veloz a la caza y captura de los papeles- Y una guitarra.

- Vale, una guitarra también.

- Y juguetes muchos juguetes.

- Hecho, un montón de juguetes

La madre no decía nada al ver que los dos teníamos una conversación seria,simplemente sonreía.

Al final me dejó acabar mi disertación profesional, aunque me sentía espiado por esos vivos ojillos negros.

Ya en la puerta , en la despedida, me soltó:
- No se te olviden los juguetes eh? Muchos juguetes…
- No se me olvidará, ni la guitarra tampoco, ni los caramelos.

Pero seguía mirándome fijamente hasta que caí en la cuenta.

- Valeeeee y el castillo de aire en el archivo también

- Siiiiii!!!!!!

Y así fue como se marchó. Lo cierto es que cuando estuve a solas en el despacho me quedé mirándolo con los ojos que lo veía ella, me senté en el otro lado de la mesa, y cierta desazón hizo que llamara a mi compañera de trabajo,

- Nieves puedes venir?

- Dime

- Tú ves aburrido mi despacho?

No sé que haré si vuelve otra vez, lo del castillo de aire en el archivo lo veo un tanto excesivo por sus reducidas dimensiones, lo demás pienso que es asequible, todo sea por recibir de nuevo un soplo de magia en la oficina.

Texto y foto by Johnny

lunes, 16 de mayo de 2011

La gravedad

Hasta hace bien poco pensaba que estamos atados al suelo que pisamos por la gravedad, una de esas leyes eternas que es imposible transgredir por mucho que lo intentemos, pero también pensaba que había algunas formas de engañarla, bien a través de los sueños o en todo caso por medio de la poesía y el arte en cualquiera de sus expresiones. Conforme va pasando el tiempo voy desistiendo en esta idea, los sueños son una forma abstracta del mundo material, con la poesía y el arte en general ocurre más de lo mismo, todo tiene su base en el mundo que conocemos, en todos sus ámbitos, las ideas e incluso el amor también sucumben a sus poderosos lazos invisibles que te amarran.
Increíblemente he descubierto una forma de evitarla, quizá el precio sea muy grande, o tal vez no ¿quién lo sabe? Tampoco sé si es voluntario o viene marcado de fábrica, en todo caso el precio y la forma se unifican en un único estado posible: la locura.

Texto y Foto by Johnny

domingo, 8 de mayo de 2011

El diablo en el Km 0 de la Puerta del Sol

En la historia ha quedado la leyenda de Robert Leroy Johnson, guitarrista de blues, que vendió su alma al diablo en el cruce de caminos de la autopista 61 con la 49 en Clarksdale, Mississippi, para ser el guitarrista mas virtuoso de blues de todos los tiempos, y lo consiguió, es más, construyó un acorde extraño que nadie ha logrado reproducir, todo a costa de una corta vida, el diablo se caracteriza por cobrar a sus deudores eficazmente.
Yo vendería mi alma en cualquier cruce de caminos por saber a que saben tus besos, por ver el color de tu mirada al amanecer y por sentir el roce de tu piel.
No hay día que salga de casa sin un par de bolígrafos... con un objetivo en la mente... ¿dónde hay que firmar?


Texto y foto by Johnny

Prime Time

Su consuelo era escribir extensas y apasionadas peroratas de amor y odio revestidas de cotidianidad, transliteraba su pensamiento egocéntrico sin el menor atisbo ni pretensión de resúmen, poseído por el demonio de la locuacidad descuidaba una ortografía que hacía mucho que había sucumbido a la falta de acentos y al baile de letras. La madurez había aparecido de súbito en su existencia por una de aquellas puertas traseras que nunca se acaban de tener controladas y por primera vez sintió miedo ante lo incierto de un futuro con sabor a recuerdo, en el que las personas de su horizonte cercano sencillamente ya no estaban.

Escribía porque era la única forma de acallar el aullido del silencio al que sus oídos se negaban a escuchar.
Pasó el tiempo de vivir la vida en prime-time.


Texto y foto by Johnny