Si os digo HIP 22689 estaréis pensando que os pido la
recarga de un tóner para una impresora de nombre parecido, o tal vez que
os hablo del número de bastidor del compresor de un frigorífico, o de la
nomenclatura de un determinado producto químico, de alguna sustancia como el glutamato sódico,
o sabe Dios qué os pueda pasar por vuestra mente; lo seguro es que no vais a
pensar ni remotamente, como me sucedió a mi por ejemplo, en lo que
verdaderamente es.
Me la trajo un mensajero envuelta en un sobre metalizado, plateado y brillante, su aparición no fue
discreta, invitaba a abrirlo, parecía importante. Me senté y puse el sobre en
la mesa, y empecé a acariciarlo como suelo hacer cuando adquiero un libro que
sé que me va a gustar y toco sutilmente sus lomos y tapas. Sentía su tacto
suave y me dejé traspasar por las vibraciones
que me transmitía - soy muy perceptivo en estos menesteres, de los que
necesitan tocar las cosas y “sentirlas”, aunque me haya costado más de un
disgusto en algún que otro museo o recinto arqueológico esa manía de tocar las
piedras- así que lentamente tiré de la solapa y abrí el sobre, introduje la
mano y saqué otro sobre metalizado azul más pequeño, repetí la operación y vi una serie de folios sueltos,
un cuadernillo y un diploma ¿un diploma? Sí, un diploma que venía con una carta de presentación en la que
dice textualmente:
“ Estimado señor o
señora: Usted acaba de recibir un regalo
exclusivo de alguien que lo aprecia enormemente! El equipo de xxxxxx desea felicitarlo por poseer un cuerpo
celeste a su nombre. Este nombre permanecerá como único en el registro oficial
de xxxxxxx para dicha estrella. … “
Esto quiere decir que tengo una estrella compartida a mi
nombre, no es vitalicio, es una concesión por una serie de años aunque dudo
mucho que dure yo todo el tiempo de la concesión, todo viene debidamente certificado y
registrado junto con un cuadernillo en el que viene la posición de la estrella
en los cielos en cada mes del año.
Todos sabemos que,
gracias a los dioses, el cielo no
es propiedad de nadie… bueno esto es relativo porque la Tierra es también
un objeto celeste y…. sin comentarios…, pero ahora tengo una sensación muy
especial cuando levanto la vista hacia la Constelación de Orión:
Miro a un
punto muy concreto en la infinitud del espacio, se me humedecen los ojos de
ilusión al ver que…
ella ha puesto una estrella a mi nombre...