Desde la noche de los tiempos



En el antiguo Egipto se desarrolló un sistema de medición del tiempo para los periodos nocturnos, en ese momento en el que el reloj de sol perdía su utilidad al ocultarse éste en el horizonte. Consistía, en su forma más básica, en una vasija o recipiente con varias marcas en sus paredes y un orificio en su base, se llenaba de agua y dependiendo del diámetro del orificio el agua salía con mayor o menor fluidez, conforme iba vaciándose a lo largo de la noche iba dejando al descubierto las marcas, estableciendo así los tiempos nocturnos. Había nacido La Clepsidra, palabra que proviene de la griega klepsydra, klepto (robo) hydro (agua), el ladrón de agua.

Las palabras son como gotas de esa clepsidra que miden el tiempo en pasado, presente y futuro, tengo mi recipiente lleno de esas palabras que esperan fluir lentamente como una gota de tiempo en el océano para finalmente convertirme en un ladrón de tiempo, tu tiempo.


domingo, 19 de diciembre de 2010

Una sóla palabra...

Busco una palabra, una única palabra que pueda describir lo que siento,
Más allá del amor, la paz o la felicidad,
Del éxtasis, de la pasión, de la locura
Una palabra en la que pueda condensar mis emociones
Una palabra más allá de la magia
Más allá del Universo, más allá de ti o de mi,
Una única palabra, sólo una,
Que describa todo lo que siento por ti.

sábado, 17 de julio de 2010

Historias de cowboys


Bajas del caballo y oteas el horizonte plagado de densos nubarrones pero ya no percibes el sabor metálico de la tormenta. Escuchas un relincho y sueltas las bridas, dando rienda suelta a todo lo que está atado y bien atado. La pradera se agranda ahora que el caballo se hace pequeño pero ya nada importa porque te sientes afortunado tumbado en la yerba, allí, en lo alto de la colina, justo donde encima de tu cabeza, luce el sol, la luna y las estrellas, y te sientes el privilegiado de un firmamento que te ha escogido. No es la eternidad, no es la felicidad, ni tan siquiera el éxtasis, es sólo la recortada silueta de un hombre que levanta su cabeza a los cielos.Image Hosted by ImageShack.us

Una mariposa en mi almohada

Altanera, seductora, irresistible revoloteas sobre mi almohada, depositaria de mis sueños de amor, de locura, de inconfesables deseos, de noches de luna, de soles que se elevan en el amanecer y que se esconden en el ocaso.

Sensible, sutil, delicada, te posas en mi almohada para que sueñe con tus alas de color tierra, blanquinegras y a ratos multicolores, pigmentado mis ensoñaciones con el color de la vida que tú me das.

Y en el rumor del batir de tus alas escucho el susurro que se deposita en mis oídos, caliente y sensual, haciendo vibrar todo aquello que en mí tiene aliento de posesión, deseo y exaltación.

Surgiste de la crisálida del amor para poder decir hoy… sin duda alguna… que tengo una mariposa en mi almohada.




domingo, 14 de marzo de 2010

Gaviotas

Era media tarde de un sábado de septiembre cualquiera, tenía ante mí una decena de kilómetros de una virgen, al menos eso decían las malas lenguas, y solitaria playa, hacía fresco aunque un sol radiante brillaba en el horizonte, encontré el significado de por qué a estas costas se le denominan Costa de la Luz. Dejé a la familia tomando el sol mientras yo me dedicaba a andar por la orilla lanzando patadas a las olas y chapoteando sobre ellas, nunca había visto tantas conchas y caracolas juntas, cogía una, la soltaba por otra, llegué a llenar tanto los bolsillos del bañador que este se me caía, no sé por qué esta obsesión que tenemos los humanos de tomar todo lo que nos rodea como si nos perteneciera, desde luego debe ser algo más profundo que tomar un recuerdo o souvenir.

Las gaviotas aparecían apostadas en la orilla oteando el mar y levantado el vuelo en cuanto me aproximaba a ellas. Recordé unas frases de Paulo Coelho en las que decía que si proyectas un haz de amor desde tu pecho al del ave en cuestión esta no vuela, es más, deja que uno se acerque e incluso puede ser que te deje acariciarla, créeme, de veras que lo intenté, pero ese día debía de tener las espiritualidad en los talones, las gaviotas pasaban de mí y del cándido Coelho. Distinguiéndose de las demás vi una de ellas, enorme y blanca como la nieve que se alzó en vuelo sobre mí, describiendo círculos ascendentes, no lo puedo remediar, siempre se me viene algún recuerdo de lo que leo, esta vez le tocó al Juan Salvador Gaviota de Richard Bach.

Esta gaviota era elegante, volaba más alta que ninguna, haciendo translúcido el plumaje de sus alas al sol, le daba una luminosidad que destacaba sobre el intenso azul del cielo, estaba tan absorto en ella que no vi otra más pequeña también blanca pero con manchas oscuras que intentaba seguir su estela, pero no podía, iba por debajo emitiendo graznidos que a mi entender eran de frustración, y pensé... la primera es una hermosa gaviota tan libre que puede alzarse sobre las demás, está ahí, parece inalcanzable, pero no lo es, para llegar a ella solo debes ser libre, ese es el condicionante, así que me permití ponerle hasta un nombre: Libertad... y entonces descubrí que el otro pájaro que volaba por debajo graznando de frustración era en realidad un “gavioto”, transfigurado en animal totémico, era yo cargado de conchas y caracolas...y repensé.... de cuantas y cuantas conchas y caracolas debe de deshacerse un hombre para simplemente volar a tu altura Libertad...

La moneda

Paseaba aquella mañana por la Alameda, todo era limpio después de la lluvia caída la noche anterior, el aire, el color verdoso de los setos, adelfas y naranjos. El castillo omnipresente desde su promontorio dominaba toda la visualización del conjunto panorámico que se ofrecía ante mí. Sumido en el ensueño, algo despertó mi atención, en el suelo una moneda brillaba con luz bronceada, así que me agaché a recoger lo que para mi sorpresa resultó ser una moneda con ambas caras exactamente iguales, y pensé: cuan falsa eres, todo tiene su opuesto, el día y la noche, el bien y el mal , el amor y el odio, y sin embargo tú me ofreces una misma cara, para preciarte de ser moneda no deberías olvidarte de mostrar tu cruz, ésta forma parte de tu numismática esencia, la esencia del todo, serás siempre despreciada por que faltas a la verdad. Y seguí caminando, el aire empezó a tener cierto olor a gasoil, descubrí que tras las hojas de los setos, adelfas y naranjos había una suciedad blanquecina que rememoraba los días de sequía y el castillo...el castillo desde su promontorio se me aparecía en ruinas...



¿Qué hice con la moneda? ¿Y tú? ¿Qué habrías hecho tú?

Orión en mi patio

Había estado leyendo las teorías que hablan sobre el carácter astronómico de la situación de las pirámides de Guiza, Jufú (Keops), Jafra (Kefrén) y Menkaura (Micerinos), representando estas un mapa estelar de la Constelación de Orión, y el Nilo a la Vía Láctea. La Constelación de Orión está asociada a la Duat, la puerta al más allá, donde reside el dios Osiris. No sé mucho de astronomía, sólo reconozco en la noche algunas estrellas y planetas como Sirio, la Osa, Marte, Venus, etc...; mi sorpresa vino cuando salí al patio de mi casa a fumar un cigarro en aquella fresca noche de otoño; todo estaba a oscuras y entre calada y calada instintivamente levanté mis ojos al cielo enmarcado por las cuatro paredes, y allí en el centro, silenciosas y parpadeantes aparecieron, comencé a reconocerlas con cierto escepticismo al principio, pensando que estaba influenciado por lo que había leído, pero no, eran Betelgeuse, Rigel, Bellatrix, Saiph, Alnilam..., tenía la Constelación de Orión en el patio de mi casa y yo en mi ignorancia sin saberlo, creo que puede ser un buen castigo el cuidar a partir de ahora a estas estrellas...

Moraleja: Cuanto más aprendo más aprecio lo ignorante que soy.


Inflamabilidad

Me he dado cuenta de que soy inflamable, he obtenido la respuesta a parte de mis dudas existenciales, me inflamo, quemo y consumo ante la injusticia, la insolidaridad, la desidia, el deshonor, la manipulación, la guerra, la cobardía, la mentira y la traición. Me inflamo y me vuelvo gaseoso cuando ejerzo de vagabundo de las estrellas y las toco con mi varita tal como ya hiciera mi amigo Jack London. Soy pura llamarada cuando me aman, cuando yo amo, tanto que hasta el agua que me apaga yo evaporo. Me inflamo ante el que me hiere sin causa aparente, ante los estúpidos, los necios, los vulgares, los fascistas y los intransigentes. He descubierto mi inflamabilidad, mi talón de Aquiles, parte de mi verdad.

20 de noviembre

Una de las últimas fotos que te hice fue contemplando el ocaso en un atardecer en la playa, mirabas más allá de las arenas y las olas, te perdías en el océano, ese que te fue negado por la ruina de los tiempos que te tocó vivir. Habías solicitado en tu juventud enrolarte en el Juan Sebastián Elcano para descubrir ese mundo que te llamaba.
Me emociono en el recuerdo de tus ojos marrones nublándose cuando me contabas que la contestación a la solicitud de tu sueño fue rota por unas manos maternales que no podían prescindir de ti, eras el más fuerte, el que nunca se quejaba.
Hoy hace cinco años que tomaste otro barco, esta vez rumbo a las estrellas, pero yo sé donde encontrarte padre, parte de tu alma está en forma de sueño, de rumor del viento en las velas del Juan Sebastián Elcano.

Sobre horóscopos y tendinitis varias

Viene de antiguo, desde Babilonia, pasando por Egipto, hasta nuestros días... es el horóscopo, la predicción del futuro basada en la posición relativa de los astros y de los signos del Zodiaco en un momento dado. Nunca he hecho caso al horóscopo, aunque para que negarlo, tengo mi carta astral y programas que la desarrollan, “demos” que vienen con periódicos y revistas, así que por mi fecha y hora exacta de nacimiento; que la sé gracias a que tengo un certificado de nacimiento de esos antiguos en que aparecía una enorme cigüeña sobre un campanario con reloj de la que le colgaba del pico un niño gordito, sonrosado y sonriente con bellos rizos rubios y pañales sujetos con alfiler, que la verdad no se parece a mí ni en el blanco de los ojos...; a lo que iba... y dada la posición de planetas, lunas y soles sobre el eterno firmamento o bóveda celestial, resulta que soy Sagitario, del primer decanato, es decir puro, puro, puro, pero que puro.

No te entretengo más, según los astros, los babilonios, los egipcios y hasta el apuntador del Teatro Oriente, estoy predestinado desde el principio de los tiempos a ser el típico metepatas, inocente eso sí, pero metepatas, y dado que últimamente no ceso en mi empeño de meterla hasta el corvejón pues resulta que así ando, cada vez que cae un periódico en mis manos me voy flechado a la columna de horóscopos para ver el pronóstico de las nuevas fechorías que voy a cometer sobre los demás. En fin, aunque no creo, sí que he descubierto que me sirve de excusa y coartada perfecta,.... ¿metepatas? Noooo..... Sagitario.

Musas

Ummm las musas...., efímeras presencias femeninas que hacen que puedas tener un día tonto (o un montón de días), de esos que empiezas escribir, hablar, dibujar, cantar, cosas que en circunstancias normales no harías, imbuido en el deber al trabajo, al estudio, o cualquier otra obligación.

Son pasajeras, entran un día en tu vida, trastocando todos los conceptos por los que te riges, enalteciendo tu espíritu, te hacen sentir muy especial y feliz, eres productivo en el mundo de los sueños, mago de lo sutil, de lo etéreo, sublime en las ideas, irracional en el pensamiento. Y, es curioso, aparte de que ellas te hacen saber vehementemente que todo tiene un final, uno percibe cuando están prestas a irse, como pasajeras que son, por el frío, sí el frío, poco a poco todo empieza a volverse frío, cada día o cada momento un poquito más. En este estado, uno empieza a sentirse cada vez más espeso, cristalizándose en hielo, se van congelando lentamente los sueños, la felicidad, la magia. Uno vuelve al ritmo de lo cotidiano como refugio seguro de ese frío, y uno se pone a hibernar, con la certeza de que llegará otro día, más tarde o más temprano, en que otro rayo de sol pondrá a calentar lo ahora congelado.


domingo, 7 de marzo de 2010

Simplemente tú

Procedo de un mundo
vestido de BLANCOS Y NEGROS,
de vivencias que invitan a mirar los zapatos y la tierra que pisan,
sin fuerzas para alzar la mirada más allá del horizonte cercano,
y llegas TÚ,
simplemente TÚ,
TÚ,
vistiendo de colores mis sueños más oscuros,



TÚ que me asaeteas con la magia de las pequeñas cosas


TÚ para enseñarme cada día una nueva definición del amor.

jueves, 4 de marzo de 2010

A veces ocurre



Llegará un día en que se precipiten noches y días, estaciones, solsticios y equinoccios. Caerán lunas y soles a los abismos sin confines de la nada. Terrenos vacíos de lo que pudo ser y no fue, de lo que es y ya no es, de lo que sería y dejará de ser.

Es ley de vida.

Barcos...

Hay barcos varados, obsoletos, añejos, oxidados, que encallan en las arenas de la playa como cascarones vacíos devueltos por el mar. Barcos que todavía añoran el sabor salitroso y eléctrico de la tempestad, de las grandes singladuras, que tal vez nunca vivieron.
Barcos que esperan, aún a sabiendas de que no sucederá, a esa ola que les lleve de nuevo a las aguas de Poseidón.
El óxido hace al corazón incrédulo, es la pátina herrumbrosa con la que se cubren los cobardes, los que temen sentir de nuevo la caricia de la espuma de las olas, los que desconfían del futuro próximo, los indefinibles...

martes, 2 de marzo de 2010

Tempus

Nunca permitas que las arenas del pasado devoren el presente,
te podrían dejar sin futuro.



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domingo, 28 de febrero de 2010

Gates of Eden

Ven tras la Puertas del Edén,

Un día llamé y no había nadie,

Solos tú y yo ,

Solos tú y yo.

Dejemos atrás el cielo ceniciento,

La tierra ennegrecida,

El mar sanguinolento,

Donde solo brota el odio.

Dame tu mano,

Crucemos las puertas

Las Puertas del Edén,

El viento es cálido,

El agua fresca,

Desnudos tú y yo,

Tras las Puertas del Edén.



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Puertas

Hace algún tiempo escribí esta entrada:

Puertas, puertas, puertas, que os abrís, que os cerráis. Luminosas, oscuras, brillantes, de entrada, de salida, automáticas, manuales, giratorias, enrejadas, de cristal, ciegas, de madera, de hierro, lacadas, barnizadas, pintadas, con pomos, con manivelas, con cerradura, de vaivén, electrificadas, correderas, puertas, puertas, puertas. Pasamos tanto tiempo entre ellas que a veces me pregunto si la libertad tiene puertas o cuántas puertas deberán abrirse y cerrarse para llegar a ser uno mismo... Seguramente la respuesta esté detrás de una de ellas.


Ahora recapacito sobre ésta entrada y llego a formular una axioma: “Lo verdaderamente importante es atreverse a cruzar las puertas para llegar a ser uno mismo, el acto en sí denota búsqueda y aceptación del riesgo, aunque las puertas solo estén entreabiertas...”



In dubiis, ábstine

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Back to Black

Cierro los ojos y crepitan mis pensamientos como palomitas de maíz sin rima, principio o métrica. Aleatorios, inconexos, osados, vergonzantes, siniestros, sabios, elevados, enanos, mistéricos, cóncavos y convexos.

Cierro los ojos y crepitan los recuerdos como las barras de un ecualizador al ritmo que marca mi ánimo, sujetos al balance de los graves y agudos.

Cierro los ojos y crepitan mis sentimientos como globos henchidos de razón que estallan al contacto con el deseo y la pasión.

Cierro los ojos y crepita mi vida.

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Sombras

Instalado en la soledad de la oscura noche, mientras todo aparenta dormitar, levanto mi rostro al encuentro con mi ego. Pasiones, amores, odios y deseos camuflados por miedo a la palabra desnuda nacida en lo más inextricable de las entrañas, es así como nacen esos mundos etéreos, hoy tal vez un claro de luna, mañana una canción, un acantilado, un jardín poético, constelaciones imaginarias ó estrellas errantes y efímeras, quizá soles lejanos que duran una sola noche, mundos que dibujo al ritmo mecánico de un teclado en el vano intento de la liberación del ánimo encadenado.
Buscando, la más de las veces, consuelo y amparo en las palabras amigas de quién vivió y sintió escarbando sin miramientos de conciencia y desnudo ante su propio yo, palabras que reverberan cansinas a modo de letanías en mis oídos, palabras que no cesan de susurrarme que el soñar se convierte en pesadilla cuando pongo vallas a los cielos.
Llega la mañana y en la mente todavía resonando a modo de eco lejano el zumbido de alarma nocturno, el mismo que machaca mis sentidos, el mismo que no cesa de recordarme aquello de pobre del poeta que mantiene sus pies en la tierra.
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