Desde la noche de los tiempos



En el antiguo Egipto se desarrolló un sistema de medición del tiempo para los periodos nocturnos, en ese momento en el que el reloj de sol perdía su utilidad al ocultarse éste en el horizonte. Consistía, en su forma más básica, en una vasija o recipiente con varias marcas en sus paredes y un orificio en su base, se llenaba de agua y dependiendo del diámetro del orificio el agua salía con mayor o menor fluidez, conforme iba vaciándose a lo largo de la noche iba dejando al descubierto las marcas, estableciendo así los tiempos nocturnos. Había nacido La Clepsidra, palabra que proviene de la griega klepsydra, klepto (robo) hydro (agua), el ladrón de agua.

Las palabras son como gotas de esa clepsidra que miden el tiempo en pasado, presente y futuro, tengo mi recipiente lleno de esas palabras que esperan fluir lentamente como una gota de tiempo en el océano para finalmente convertirme en un ladrón de tiempo, tu tiempo.


jueves, 28 de noviembre de 2013

A salvo?

Cuando las cosas van mal y piensas que nada funciona en tu vida, a modo de consuelo, uno se instala en lo catastrófico con el deseo subliminal de que si tu explotas el mundo entero lo haga también contigo.

Ahora me siento un auténtico pasota de las crisis, de los funestos Nostradamus y Parravicini, de los tsunamis, tifones, ciclones, huracanes, tornados, del calentamiento global y el deshielo del Ártico, de la destrucción de la capa de ozono, de las tormentas solares, de los políticos, de los conspiranoicos del Priorato de Sión, del Apocalipsis de San Juan, de los secretos de Fátima, de la profecía de los papas de Malaquías, de… etc…


Y es que ahora me levanto por las mañanas dispuesto a afrontar el día con el convencimiento de que nada malo puede ocurrir mientras en la antigua cafetera de mi madre sigan creciendo las plantas.


             Texto y foto by Johnny

viernes, 8 de noviembre de 2013

El Ocasorto

Conozco una calle en la que en ciertos días del año el sol se pone por un extremo mientras la luna aparece por el otro.  Y yo, en medio, sin querer perderme el orto y el ocaso,  mirando a un lado y a otro, sin que mis sentidos se puedan colapsar a la vez de los acontecimientos cósmicos, al final mirada al frente para ver como se impone la negrura de la noche, a modo de consuelo sé que las estrellas despuntarán desde la oscuridad.


A veces tengo la impresión de que el Diablo juega con los dados trucados aunque Dios no se preste a ese juego.