Desde la noche de los tiempos



En el antiguo Egipto se desarrolló un sistema de medición del tiempo para los periodos nocturnos, en ese momento en el que el reloj de sol perdía su utilidad al ocultarse éste en el horizonte. Consistía, en su forma más básica, en una vasija o recipiente con varias marcas en sus paredes y un orificio en su base, se llenaba de agua y dependiendo del diámetro del orificio el agua salía con mayor o menor fluidez, conforme iba vaciándose a lo largo de la noche iba dejando al descubierto las marcas, estableciendo así los tiempos nocturnos. Había nacido La Clepsidra, palabra que proviene de la griega klepsydra, klepto (robo) hydro (agua), el ladrón de agua.

Las palabras son como gotas de esa clepsidra que miden el tiempo en pasado, presente y futuro, tengo mi recipiente lleno de esas palabras que esperan fluir lentamente como una gota de tiempo en el océano para finalmente convertirme en un ladrón de tiempo, tu tiempo.


lunes, 19 de noviembre de 2012

One cofee only


La tarde fresca de otoño invitaba a tomar un café solo, el atardecer tocaba a su fin con un sol que menudeaba demasiado pronto después del cambio de horario. Entré en la cafetería de la calle Nueva, se encontraba vacía, normalmente suelo tomar el café de pié en la barra, pero debido la abstracción en la que mi mente se hallaba, me senté en una silla junto al gran ventanal que la fachada, la camarera, muy solícita ella, no tardó en servirme el café que había pedido. Contemplaba el devenir de los viandantes y como poquito a poco se iban iluminando los escaparates de las tiendas situadas en el acerado de enfrente.
 Pensaba en la vida en general, en las actitudes que adoptamos frente a ella,  en que a pesar de los muchos roles de los que nos revestimos para afrontarla… finalmente llegué a la conclusión de que todos tenemos una impronta que es la que nos define. ¿Cuál sería la mía? Me reía para mi mismo pensando en una estadística llena de histogramas con cálculos porcentuales de mis conocidos, el 15 % dice que es… el 40% dice que tal… y el 45% no sabe/no contesta, y una coletilla diciendo que uno había dicho que “es más raro que un perro verde” , lógicamente sé nombre y apellidos de ese “huno”.
En estas empanadas mentales me hallaba cuando por las puertas entró “el canario”, un chaval discapacitado mental muy conocido por estas latitudes, alto, muy delgado y con una barba de siete días que no sé cómo se las apaña para tenerla siempre igual. Habitualmente suele acosarte para sacar dinerillo para comprar tabaco o una litrona de cerveza, pero este día he de reconocer que me sorprendió: “¿me das dinero para un café?”,  le miré y le dije: “ siempre y cuando sea para un café ¿eh canario?”, a lo que me contestó balbuceante “po..po..po mis muertos que es pa café”, miré de soslayo a la camarera que por respuesta se encogió de hombros, así que le di un euro, no por caridad como se pueda pensar, si no más bien por solidaridad, yo en su situación por café o por tabaco hubiera sido hasta más persuasivo.

De pronto se me vino encima toda la impronta de lo que realmente soy, el canario en cuanto trincó el euro hizo ademán de ir a la barra pero en un giro inesperado salió por las puertas que se las pelaba... dejándome a solas con mi impronta quijotesca y valedora de causas perdidas.

Texto y Foto by Johnny

martes, 13 de noviembre de 2012

The Wall

Es cansino esto de tener que dedicar parte de tu vida a ayudar a derribar muros. No siguen la lógica de la Naturaleza, nacer, crecer, reproducirse y morir. Los muros aparecen de pronto ya crecidos y parece ser que aunque los eches abajo siempre quedan los cimientos donde pueden resurgir algún día.
 Los hay graníticos, de caliza y otros confeccionados de ladrillos, les clasifico en dos, los llamados coyunturales, ladrillo y caliza, relativamente fáciles de derribar y los estructurales, bloques de piedra,  algunos son tan enormes que no los puedes derribar si no es a base de ir abriéndo agujeros en su masa pétrea; otros son de un granito tan duro que sólo el más puro de los diamantes puede abrir brecha.
Hasta ahora sabía reconocerlos, pero desde hace unos años ha aparecido una nueva variante que me ha desorientado: los muros de hormigón armado, surten circulares, encerrandote y constriñendote y tienen la capacidad de regenerarse mientras los derribas, en un ciclo sin fin en el que no cesas de darle vueltas al círculo, no te permite nunca abrir una brecha lo suficientemente amplia.
La única piqueta eficaz contra este muro de hormigón armado se llama compromiso.

Compromiso,  no tanto por ti como por tus hijos, por un futuro digno para ellos.

14 de Noviembre: A La Huelga General.  


Foto tomada de Internet. Texto by Johnny.