Porque es una frase que siempre te quise decir, que define
perfectamente sentimientos, sensaciones, emociones que me das. Porque no quiero
tenerte guardada como una muñeca rusa, esperando el momento de ver la luz después
del desenvolvimiento de todo lo que antecede. Porque no solo eres una risa
contagiosa espontánea y ronca, ni el sutil aleteo de unas pestañas sobre el
brillo de unos húmedos ojos, ni tan si quiera la imaginación de unos cabellos
sedosos con olor a manzanilla escurridizos entre mis dedos. Porque no solo
dependo de tu generosidad. Una frase…una frase para definirte…
Desde la noche de los tiempos
En el antiguo Egipto se desarrolló un sistema de medición del tiempo para los periodos nocturnos, en ese momento en el que el reloj de sol perdía su utilidad al ocultarse éste en el horizonte. Consistía, en su forma más básica, en una vasija o recipiente con varias marcas en sus paredes y un orificio en su base, se llenaba de agua y dependiendo del diámetro del orificio el agua salía con mayor o menor fluidez, conforme iba vaciándose a lo largo de la noche iba dejando al descubierto las marcas, estableciendo así los tiempos nocturnos. Había nacido La Clepsidra, palabra que proviene de la griega klepsydra, klepto (robo) hydro (agua), el ladrón de agua.
Las palabras son como gotas de esa clepsidra que miden el tiempo en pasado, presente y futuro, tengo mi recipiente lleno de esas palabras que esperan fluir lentamente como una gota de tiempo en el océano para finalmente convertirme en un ladrón de tiempo, tu tiempo.