Corría por áridos caminos empedrados, desnudo, descalzo, huía, si, huía, con un miedo esperpéntico sin querer mirar atrás. En otras ocasiones cuando escapaba del peligro mis pasos eran lentos o el terreno cenagoso impedía mi avance, en esta ocasión era veloz como el leopardo, ágil como el gato en el tejado, notaba la levedad en todo mi ser. El terror que se hallaba justo a mis espaldas, se manifestaba de forma sonora a través de potentes estampidos, secos, que hacía que mis oídos reverberaran. Corría y corría hacia ninguna parte, huyendo, si, huyendo, de un mundo que se había vuelto loco, era la hecatombe, tercera edad a Marte el belicoso parodiando a Nostradamus, la entrada en la era del carbunclo... y una mano me alcanza en el hombro, me lo golpea insistentemente, no quiero girarme, no, temo lo peor... giro la cabeza y en ese instante observo un ser de luz, un ángel milagroso, mis miedos se disipan...
Papá, no duermas más que te estás perdiendo los fuegos artificiales...
Texto y Foto by Johnny