Supongo que sí, eso de querer encontrarse a uno mismo en la terraza de un aeropuerto debe ser algo parecido a querer quitarse la alergia con polvos pica-pica. Allí estaba yo, sólo, no había niños pululando alrededor como suele ocurrir, más bien debido a que hacía un aire ciertamente molesto y la temperatura había bajado bastante con respecto a días anteriores. Miraba los aviones despegar y aterrizar, es curioso que siempre termino cabilando sobre ese misterio tan grande que és el que un bicharraco de tamaña envergadura pueda volar, para que finalmente el ego salga a relucir con un...”joder hay que ver las cosas que hacemos los hombres eh?”. Me di cuenta de que había acabado la botella de 1/2 litro de agua que compré en la cafetería del aeropuerto a 1,75 €, pues ya no hay más me dije, a estos precios... serán estas cafeterías las culpables de la crisis??? y luego nos quejamos del precio del litro de gasoil a 1,35 y de las subidas de impuestos, la electricidad... nada, nada, acababa de dar con la cabeza de turco de la madre de todas las crisis: las botellitas de agua de las cafeterías de los aeropuertos.
Al pronto se me acercó un gatito negro, precioso y muy chuceado porque no le causé ningún espanto a su sistema nervioso simpático, se me quedó mirando como diciéndo... colega suelta una galletita o algo no?? y claro yo lo miré con esos ojos tristes que no barruntan nada positivo y un encogimiento de hombros con los brazos abiertos y las palmas de las manos hacia arriba, mi manera de decir... chico, si tengo menos plumas que el gallo de Morón..., fue efectivo porque con una cierta mirada despectiva - si si si, los animales tienen alma, sentimientos y además saben latín- me vino a decir ahí te quedas contreras.
Después del encuentro con el gato decidí retomar ese encuentro conmigo mismo, introspección, que no meditación -me quedo dormido- así que encendí un cigarrillo, ahora fumo de esos piratas, bueno...de contrabando, el ahorro es cuantitativo aunque también cualitativo, pero bueno es la alternativa barata a tener que fumarme las margaritas, o a liarme los cigarros con la celebre “lolita”, la verdad es que no soy nada mañoso. A eso que llega un chaval por detrás y me pide fuego, se lo doy, me da las gracias y se va, llevaba “percings” y tatuajes hasta en la rabadilla del culo, que vida esta, hay gente por ahí que se opera un lunar en la espalda por simple estética, viva la diversidad cultural.
Empiezo a apurar el cigarrillo y me acuerdo de que el tiempo pasa y tengo el coche en el parking del aeropuerto, a 1,50 la hora, ostras pedrín y yo aquí tonteando, me voy cagando leches, por el camino se me enciende una lucecita...pero bueno... ¿yo no tenía qué encontrarme ?? ¿y que voy a encontrar?? a ver si lo que realmente quería era perderme...
Moraleja: “Para ganar primero hay que aprender a perder(se)”
PD: Ya sé que lo pertinente es poner una foto de un avión, lo sé, lo sé, pero no dispongo de ninguna en mis archivos personales ¿os da igual un coche?
Texto y Foto by Johnny
Al final uno descubre que lo realmente importante es el sablazo que te dan en el garaje.
ResponderEliminarUn abrazo.
Argo.
ResponderEliminarPues sí, porque en coche el viaje se hace más lento y largo: tiempo para pensar con calma y poner cada cosa en el lugar que le corresponde. Besos.
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