Desde el otero contemplo como danzan las estrellas alocadas
por el firmamento. Las constelaciones
mudan de lugar. Las galaxias giran de forma extraña. Observando como la luna se acerca de forma peligrosa para luego marcharse a las infinidades del Universo. El Sol abrasa naciendo por septentrión y yaciendo por el
antártico. Los luceros apagan sus luces. La materia oscura que envuelve de negro
todo lo que no brilla en el Cosmos irradia ahora tres mil pares de colores.
Y desconcertado pregunto:
-- Maestro, parece que…que el Universo… se ha desequilibrado…
-- No hijo, no,
la Eternidad sigue siendo invariable.
-- Entonces?
El Maestro tiene razón. No es fácil alterar el ritmo del universo, pero sí todo aquello que tenemos a nuestro alcance.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precisamente desde donde esta tomada esta imagen, la vida toma otra dimensión, la percepción de las cosas, de las situaciones y de nosotros mismos es volátil, va desapareciendo y nos convertimos en etéreos, tal vez por ello el mundo desaparece ante nuestros ojos y podemos reencontrarnos con la eternidad hecha historia.
ResponderEliminarPetons
Son esas veces en las que el universo entero parece conspirar y nos hace sentir vulnerables y desconcertados con el presente.
ResponderEliminarBesos.