Desde la noche de los tiempos



En el antiguo Egipto se desarrolló un sistema de medición del tiempo para los periodos nocturnos, en ese momento en el que el reloj de sol perdía su utilidad al ocultarse éste en el horizonte. Consistía, en su forma más básica, en una vasija o recipiente con varias marcas en sus paredes y un orificio en su base, se llenaba de agua y dependiendo del diámetro del orificio el agua salía con mayor o menor fluidez, conforme iba vaciándose a lo largo de la noche iba dejando al descubierto las marcas, estableciendo así los tiempos nocturnos. Había nacido La Clepsidra, palabra que proviene de la griega klepsydra, klepto (robo) hydro (agua), el ladrón de agua.

Las palabras son como gotas de esa clepsidra que miden el tiempo en pasado, presente y futuro, tengo mi recipiente lleno de esas palabras que esperan fluir lentamente como una gota de tiempo en el océano para finalmente convertirme en un ladrón de tiempo, tu tiempo.


lunes, 3 de junio de 2013

Viaje hacia las estrellas

Para alguien tan impaciente y manazas como yo ha supuesto todo un reto dedicarle un año a este barco, horas y horas de trabajo con piezas ínfimas que se escurrían entre los dedos, de lijar una y otra vez, con lo que odio lijar (me hace rechinar los dientes), de sufrir con unos planos mal explicados en la ejecución de los tiempos de construcción de las velas, de tener que aprender, siendo de secano, qué es el trinquete, la botavara, el cuadernal, la popa, la proa, los obenquillos, el petifoque, los motones, los marchapiés de la verga del juanete de proa, etc… Después de liarme mil veces con las cuerdas de velas y aparejos, de aprender a hacer nudos marineros para acabar pegando las uniones con super glue, he de reconocer que después de todo, de tanto y tanto… ha merecido la pena.

En el antiguo Egipto, según el Libro del Amduat , el faraón cuando fallecía debía de recorrer en la barca solar, la Duat ( el Más Allá), durante las 12 horas nocturnas, sorteando todo tipo de peligros, finalmente, una vez sometido al juicio de Osiris, renacía entre las estrellas, probablemente en la constelación de Orión.

Para ti papá, aquí tienes tu barca simbólica, el Juan Sebastián Elcano, bergantín-goleta de 4 palos, buque escuela de la Armada española, al que quisiste enrolarte en tu juventud. Ya nada te impide recorrer la Duat con plenas garantías de éxito en tu viaje hacia las estrellas.

Texto y Foto by Johnny.

4 comentarios:

  1. Doble merecimiento el de tu gesto: la tenacidad y habilidad para completar el trabajo, nada fácil, y la generosidad de ofrecérselo a tu padre. ¡Enhorabuena!
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tus palabras Francisco, poco tiempo después de fallecer mi padre, bicheando por la red, debido a ciertas circunstancias que se podrían tildar de casualidades, en las que no creo (sé que a veces soy demasiado "místico" para ciertas cosas)encontré esta maqueta como una invitación a que la hiciera. Al final me libero de la promesa una vez cumplida. Gracias de nuevo. Un abrazo.

      Eliminar
  2. Son detalles que nos unian, puntos de luz, momentos que nos unen a los que ya se han ido, una forma de mantener ese vínculo invisible que de alguna forma siempre nos mantendra atados a ellos. Tu padre estarà feliz no solo por haberlo conseguido sino por haberlo hecho en su memoria.
    Petonet

    ResponderEliminar

anda ponme argo aquí