Desde la noche de los tiempos



En el antiguo Egipto se desarrolló un sistema de medición del tiempo para los periodos nocturnos, en ese momento en el que el reloj de sol perdía su utilidad al ocultarse éste en el horizonte. Consistía, en su forma más básica, en una vasija o recipiente con varias marcas en sus paredes y un orificio en su base, se llenaba de agua y dependiendo del diámetro del orificio el agua salía con mayor o menor fluidez, conforme iba vaciándose a lo largo de la noche iba dejando al descubierto las marcas, estableciendo así los tiempos nocturnos. Había nacido La Clepsidra, palabra que proviene de la griega klepsydra, klepto (robo) hydro (agua), el ladrón de agua.

Las palabras son como gotas de esa clepsidra que miden el tiempo en pasado, presente y futuro, tengo mi recipiente lleno de esas palabras que esperan fluir lentamente como una gota de tiempo en el océano para finalmente convertirme en un ladrón de tiempo, tu tiempo.


sábado, 6 de mayo de 2017

Luces en la sombra

Escribiendo por impulso bajo el haz de luz blanca de hospital que se me hacen estas nuevas luces de bajo consumo,  mi recuerdo se pinta de aquel  amarillo incandescente de la bombilla clásica de toda la vida, aquella que proporcionaba calidez a la noche e invitaba a un? whisky solo con hielo, esa que hacia posicionarse a Calíope, Clío, Erato, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Thalía, Terpsícore y Urania en confuso orden de revista . Por Zeus que esta estúpida luz no invita a otra cosa que no sea agua fresca, transparente y pura…, la fría plantilla blanca de Word luce impoluta en el ordenador mientras presiento como las musas revolotean a mi alrededor esperando a que las prostituya  amparado en el secreto oscuro (o amarillento) de la noche, a la espera del pistoletazo de salida para pasar de las líneas rectas  de la cordura a las sinuosas curvas del desvarío, perdiéndome en mi yo infame, lujurioso, infiel y traidor.

Libradme por Dios de esta insidiosa luz blanca, que ciega mi podredumbre con su concupiscencia con los buenos propósitos y excelsos ideales de los que huyo como los mismos polos del imán. Maldita luz que en su blancura cargada de realidad trunca mi camino y me reduce como el rayo de sol al vampiro a lo que quise dejar de ser, triste poeta con los pies en la tierra…


 Luz blanca, agua fresca, transparente y pura… y me pregunto…si acaso el cielo no puede esperar…


     Texto y Foto by Johnny

1 comentario:

  1. Angustioso tu sentir... pero con un trasfondo imponente.

    Mil besitos, amigo Johnny.

    ResponderEliminar

anda ponme argo aquí