Cierro los ojos y crepitan los recuerdos como las barras de un ecualizador al ritmo que marca mi ánimo, sujetos al balance de los graves y agudos.
Cierro los ojos y crepitan mis sentimientos como globos henchidos de razón que estallan al contacto con el deseo y la pasión.
Cierro los ojos y crepita mi vida.
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