Desde la noche de los tiempos



En el antiguo Egipto se desarrolló un sistema de medición del tiempo para los periodos nocturnos, en ese momento en el que el reloj de sol perdía su utilidad al ocultarse éste en el horizonte. Consistía, en su forma más básica, en una vasija o recipiente con varias marcas en sus paredes y un orificio en su base, se llenaba de agua y dependiendo del diámetro del orificio el agua salía con mayor o menor fluidez, conforme iba vaciándose a lo largo de la noche iba dejando al descubierto las marcas, estableciendo así los tiempos nocturnos. Había nacido La Clepsidra, palabra que proviene de la griega klepsydra, klepto (robo) hydro (agua), el ladrón de agua.

Las palabras son como gotas de esa clepsidra que miden el tiempo en pasado, presente y futuro, tengo mi recipiente lleno de esas palabras que esperan fluir lentamente como una gota de tiempo en el océano para finalmente convertirme en un ladrón de tiempo, tu tiempo.


domingo, 14 de junio de 2015

Al anochecer

Hubo un tiempo en que tuve un sueño muy recurrente en el que mi casa era lúgubre y oscura, me deprimía ver que siempre estaba en obras y que por mucho que hiciera más quedaba todavía por hacer. Buscando su significado por los siempre inseguros caminos de lo onírico alguien me dijo que quizás el simbolismo del sueño hacía hincapié en mi tristeza vivencial ó espiritual, razón ésta de las penumbras. En referencia a las obras siempre inconclusas me indicaba que por mucho que habitara esa casa que yo creía habitable, todavía quedaba muchísimo por hacer en los terrenos del yo y del alma.
Con el transcurrir de los años ha quedado esa concepción de casa=alma/ser/yo  arraigada en mi, he ido adornado ese pensamiento con cientos de estancias, unas grandes, espaciosas y ventiladas, otras muy soleadas con muchos ventanales, también las hay pequeñas y oscuras, o sin revocado, en obras perennes. Imagino las habitaciones con puertas, la mayoría siempre abiertas de par en par, aunque también las hay que para acceder es preciso tener el código de acceso. Todas están interrelacionadas entre sí. Observándolo desde fuera concibo el todo/casa como un  gran laberinto, siendo yo el poseedor del hilo conductor, aunque a veces pierda la madeja.  
Al final siempre me encuentro con esa puerta infranqueable, reserva del alma, que hace sentirme como Howard Carter ante el descubrimiento de esa puerta inviolada con el sello intacto de la necrópolis tebana, depositaria ella tras el umbral de todos sus, todavía incognoscibles, sueños y deseos.
Pero todavía es pronto para romper el sello, lo dejaré, siempre que la Divina Providencia así lo estime conveniente,  para cuando las lunas dejen de pasar más veloces que los días.

Imagen tomada de internet


Texto y Gif by Johnny

1 comentario:

  1. Para mí,Johnny, un sueño recurrente tiene un mensaje y ese mensaje sólo hay una persona en el mundo capaz de descifrarlo, y eres tú. Me gustan las conclusiones que sacas, no sé si siguen esos sueños recurrentes o no, pero si volvieran ten algo presente, en tus sueños tú eres cada uno de los personajes, son como películas en las que el director, productor, guionista y cada uno de los actores, todos, eres tú mismo, si tratas de decirte algo, debes escucharte.

    Un abrazo.

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