Comienza el día del solsticio, éste año se manifiesta con una alineación cósmica, formando un
triángulo isósceles sobre el horizonte del oeste, la Luna Creciente, Venus y
Júpiter en cada uno de sus vértices frente a la constelación de Cáncer. Sería
un buen momento para reflexionar en todo lo bueno y malo de los 365 días
transcurridos, fogueando en el crisol todo aquello que nos impide crecer. Sin
embargo, hoy, el día en que se debe abrir la puerta cósmica del hombre, con la
mirada perdida en las estrellas y en las profundidades del Cosmos, amplío la
reflexión a toda una vida, y no me hace bien pensar en cuántas etapas de ella
he quemado creyendo que me eran nocivas y cuántas he salvado creyendo lo
contrario. No pasaría nada si se
admitiera, no sé por quién, un margen de
error plausible para vivir, pero la vida
es sólo una y efímera, y lineal es el tiempo, será por esto que esta noche los errores cometidos me saben a condena y
mis aciertos y glorias a supervivencia. Quizá no sea tarde ni pronto para nada, pero comienza
a darme miedo esa palabra que lleva en su caracteres la semilla del principio
del fin o el epílogo de una existencia: aceptación. Ahora escucho mi corazón
bajo el influjo celestial y noto como se rebela pidiendo a gritos en forma de
oración o rezo una nueva etapa…aunque todo siga dependiendo de mi. Y así van
pasando…los idus del solsticio.
Texto y Foto by Johnny
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