Desde la noche de los tiempos
En el antiguo Egipto se desarrolló un sistema de medición del tiempo para los periodos nocturnos, en ese momento en el que el reloj de sol perdía su utilidad al ocultarse éste en el horizonte. Consistía, en su forma más básica, en una vasija o recipiente con varias marcas en sus paredes y un orificio en su base, se llenaba de agua y dependiendo del diámetro del orificio el agua salía con mayor o menor fluidez, conforme iba vaciándose a lo largo de la noche iba dejando al descubierto las marcas, estableciendo así los tiempos nocturnos. Había nacido La Clepsidra, palabra que proviene de la griega klepsydra, klepto (robo) hydro (agua), el ladrón de agua.
Las palabras son como gotas de esa clepsidra que miden el tiempo en pasado, presente y futuro, tengo mi recipiente lleno de esas palabras que esperan fluir lentamente como una gota de tiempo en el océano para finalmente convertirme en un ladrón de tiempo, tu tiempo.
Lo que escribes revuelve un poco la mente y deja un buen rato pensando. Pero eso está bien.
ResponderEliminarSaludos.
Johnny eres un artista. Con el texto me pierdo, pero el dibujo es fabuloso.
ResponderEliminarBesos,
Pero puede el hombre rebelarse, aunque le cueste una eternidad la pena. Yo lo daría por bien empleado, por recuperar el fuego y devolverlo a sus legítimos propietarios. Besos.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios, y perdón por el oscurantismo de la entrada, a veces sin darme cuenta soy demasiado criptográfico.
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