Barcos que esperan, aún a sabiendas de que no sucederá, a esa ola que les lleve de nuevo a las aguas de Poseidón.
El óxido hace al corazón incrédulo, es la pátina herrumbrosa con la que se cubren los cobardes, los que temen sentir de nuevo la caricia de la espuma de las olas, los que desconfían del futuro próximo, los indefinibles...

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