Desde la noche de los tiempos



En el antiguo Egipto se desarrolló un sistema de medición del tiempo para los periodos nocturnos, en ese momento en el que el reloj de sol perdía su utilidad al ocultarse éste en el horizonte. Consistía, en su forma más básica, en una vasija o recipiente con varias marcas en sus paredes y un orificio en su base, se llenaba de agua y dependiendo del diámetro del orificio el agua salía con mayor o menor fluidez, conforme iba vaciándose a lo largo de la noche iba dejando al descubierto las marcas, estableciendo así los tiempos nocturnos. Había nacido La Clepsidra, palabra que proviene de la griega klepsydra, klepto (robo) hydro (agua), el ladrón de agua.

Las palabras son como gotas de esa clepsidra que miden el tiempo en pasado, presente y futuro, tengo mi recipiente lleno de esas palabras que esperan fluir lentamente como una gota de tiempo en el océano para finalmente convertirme en un ladrón de tiempo, tu tiempo.


domingo, 14 de marzo de 2010

Inflamabilidad

Me he dado cuenta de que soy inflamable, he obtenido la respuesta a parte de mis dudas existenciales, me inflamo, quemo y consumo ante la injusticia, la insolidaridad, la desidia, el deshonor, la manipulación, la guerra, la cobardía, la mentira y la traición. Me inflamo y me vuelvo gaseoso cuando ejerzo de vagabundo de las estrellas y las toco con mi varita tal como ya hiciera mi amigo Jack London. Soy pura llamarada cuando me aman, cuando yo amo, tanto que hasta el agua que me apaga yo evaporo. Me inflamo ante el que me hiere sin causa aparente, ante los estúpidos, los necios, los vulgares, los fascistas y los intransigentes. He descubierto mi inflamabilidad, mi talón de Aquiles, parte de mi verdad.

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